Hola El Abel.
Quizás crees como Henderson, que la religión cabe enteramente en la descricripción: la religión son "sueños" y "manipulaciones". Por mi parte me parece que conocemos de sobra las aberraciones de las religiones, que eso ya lo hemos integrado y no se trata ya de seguir dándoles tortas, porque estaremos repitiendo argumentos. O dicho con Ortega, si miramos desde un punto de vista tan extremo que sólo ve el lado oscuro de lo investigado, no estaremos viendo realmente lo que investigamos. Fuera de la ciencia, quizás Ortega tiene razón en que conocer el fenómeno requiere aproximarse a él con cierta "apertura" (incluso aunque no postulemos como Ortega que para conocer realmente algo, necesitamos mirar el objeto con amor). Pues de otro modo, quizás uno mismo se ciega a sí mismo, deja de ver, deja de comprender lo que estudia.
A lo mejor este tema no es tan distinto de tu idea de que la temática extraterrestre, hace las veces de sueño que creamos para sentirnos reconfortados. Quizás ese argumento psicológico moderno tiene su origen en Epicuro. Pues él nos dice equívocamente, que el origen de la religión es el miedo a la muerte. En función de este miedo, desarrollamos toda esa metafísica, según Epicuro y su materialismo.
Ahora bien, Epicuro se equivoca gravemente en una cosa. Creo que hoy día tenemos tan presente la idea de manipulación, que entendemos la religión:
a) como manipulación (Marx).
b) como locura: don Quijote sueña lo inexistente y sólo Sancho tiene razón (Epicuro).
Sin embargo, resulta que ninguna de estas cosas es el origen de la religión ni por lo tanto quizás, su razón de ser. Creo que el origen de la religión es la "sorpresa": la sorpresa ante un mundo que se mueve solo, que parece poseer cierta vida moviente propia. Ves el mundo y te dices: ¡Caramba! Pero, ¡¿Quién ha liado todo esto?! ¡¿Quién es el autooor?!
Esa pregunta que me parece el origen de la religión, es hoy día casi imposible hacérsela uno mismo. Quizás precisamente porque no se trata de pensar, sólo es un estado de consciencia, un tomar conciencia de la variedad inconmensurable poseedora de regularidades, que es el mundo. Asumir eso no es pensarlo ni complicarlo en ningún sentido, sino simplemente ser consciente de ello, y en esa toma de consciencia, veo el origen de la religión.
(Por eso decía que el error de Epicuro era grave).
El de la discoteca y el místico, ambos exploran estados de consciencia no ordinarios, pero quizás sólo se parecen en eso, porque el místico lo lleva dentro de sí mismo, sin necesidad de química exterior. En mi humilde opinión el místico sublima, es decir, es consciente de la "calidad de las impresiones": no le valen todos sus impulsos o inclinaciones, sino que elige precisamente entre ellos mediante su "aspiración" y se "sutiliza" de este modo a sí mismo. Intenta como buda o santa Teresa, elevarse a sí mismo. Quiero decir simplemente que para mí el místico diferencia lo burdo y lo sutil entre los impulsos que surgen en él. Eso no ocurre en el que está en la discoteca con una pastilla, porque lo uno es una actitud vital que sale de dentro, y lo otro es un chupinazo químico y no una manera de orientarse vitalmente el sujeto. Aunque estoy de acuerdo en que no hace falta ninguna religión, para experimentar lo espiritual, porque seguramente lo espiritual no es social sino individual y existencial aunque a veces pueda ser compartido.
Yo no sigo ninguna religión pero las respeto al menos en general, porque creo no ser ciego a que como ocurre en todo, junto a lo aberrante poseen grandes cosas. Curiosamente según nuestros ancestros, las religiones poseían las mejores cosas humanas, igual que los héroes nos mostraban modelos, una aspiración a ser mejores. Hoy día en cambio el mundo se ha dado la vuelta una vez más y lo vemos justamente al revés, como locura o como sueño o invento. Para mí es un extremo propio de nuestro tiempo, el extremo materialista, avalado sencillamente por el sueño de pensarnos mejores y más inteligentes que nuestros ancestros (que a su vez fueron extremos en lo contrario que nosotros). Creo que falta el punto medio entre esos dos extremos, la síntesis, por eso no me interesa verlo como lo ve nuestra época, sino acaso el paso siguiente: buscar la justa medida phronética al aproximarse al fenómeno.
(Espero casi urgentemente que un rollazo como el que te acabo de soltar, te disuada completamente de filosofar más de religión conmigo

).