Eres culta, preparada y te mueves como pez en el agua entre las fieras. Vas arrimándote y poco a poco se te van abriendo puertas. Así de pronto perteneces a un grupo que tiene poder, mucho, desde hace tiempo. Te rodeas de amigos, trabajas para ellos y te gratifican por tus servicios. Algunas de estas prebendas no tienen un punto de éticas y si me apuras ni de legales pero es una práctica habitual, es común entre compañeros, así funciona y no vas a ser tú la que lo rechaces por estrecha. Te impulsan, te permiten ir ascendiendo y ocupando puestos y tocando poder pero un día todo salta por los aires y suena tu teléfono, te piden que te pliegues, que respondas pero tu ya respiras por tu cuenta y ahora ya no te interesa y crees que puedes volar por libre pero olvidas que perteneces a un grupo que tiene poder y mucho desde hace tiempo. Te recuerdan que has recibido y no has colaborado y lo hacen de esa manera como actúan esto grupos organizados. Un soplo a un diario digital unos meses antes del inicio de la campaña para tu reelección y ya estás muerta. Eres un cadáver político por atreverte siquiera a pensar por tu cuenta. Me perteneces desde que firmaste ese pacto y eres mía, completa. Ahora yo corto los hilos y cae al suelo sucia y rota la muñeca.